A SOLAS

15941468_1300113450048004_522780435872853883_nEn la rutina de mis días de mortal, entre lo escrito y lo que me gustaría estar haciendo, la brecha es amplia. Al finalizar la jornada diaria, cuando todos duermen, yo abro los ojos. Esos ojos enmohecidos por falta de uso, por falta de tiempo, los que pertenecen a mi bruja, a la que la mayoría de los humanos no logran ver. Me pierdo en la belleza de lo oculto, de lo simple, de la noche, de la tierra y del bosque. Mientras otros duermen, yo soy invitada a la algarabía de los grillos, coquíes, múcaros y demás animales nocturnos. Llego a mi esencia, llego a la casa de mis ancestros, donde pertenezco.

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